PRESENTACIÓN

A través de los siglos, en su despliegue espacio-temporal y al alero de distintas culturas, las tradiciones espirituales han generado un precioso acervo de historias. Estos cuentos, fábulas y leyendas han tenido distintos usos posibles, combinables o simultáneos. Así, por ejemplo, han servido para deleitar a lectores y oyentes con tramas divertidas o conmovedoras; como estímulo a la imaginación y la reflexión, mediante giros o resoluciones inesperadas; o como ilustraciones prácticas de una enseñanza particular o de un conjunto de ellas.

Sin embargo, más allá de sus usos concretos, estos relatos apuntan —a menudo de un modo tan sencillo como sutil— a la sabiduría y al autoconocimiento. Lo hacen en la medida en que pueden ofrecer a quien se acerca a ellos un grado distinto de interpretación, cada vez más profundo o elevado, según el estado de conciencia del lector o del oyente.

En esta oportunidad, hemos decidido enfocarnos en dos queridas tradiciones que, aunque distintas, nos parecen muy afines: la del Budismo y la del Tasawwuf, es decir, el esoterismo islámico conocido en Occidente como Sufismo. Más allá —o más acá— de que una pueda ser teísta y la otra no, de que hayan brotado en distintos contextos culturales y epocales, nos proponemos acercarnos a cada una en su especificidad, y también a un núcleo común: ciertas verdades fundamentales que, a nuestro modesto parecer, ambas comparten.